1. Cables mordidos.
2. Deposiciones y heces en las áreas de transito o almacenamiento.
3. Sonidos en el techo.
4. Cortes repentinos de luces a causa de cableado eléctrico roído.
5. Alimentos de cocina con huecos o marcas aparentes.
6. Olor a guardado característico en gabinetes y zonas de almacenamiento.
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